El amor en el acto educativo
Resumen
En este mundo actual de escenarios tan complejos, hay al menos dos maneras posibles de entender la educación: o bien como una transmisión de “el Saber” o bien como un acompañamiento específico y sistemático en el encuentro con el conocimiento, con la vida y la sociedad; en definitiva, con el otro. Si definimos el arte de educar como un gesto de amor, y a la didáctica como el arte de amar, es menester analizar entonces cómo se produce en ese intercambio la relación entre el docente y los alumnos.
No hay auténtico acto educativo sin generosidad, sin afecto, sin emociones, sin pasión. En él, el docente enamora, los alumnos se enamoran. No de la persona, claramente, sino de los modos y subjetividades a la hora de construir los conocimientos. El vínculo que se establece entre el educador y sus alumnos se cimenta en el deseo del saber y la construcción de un espacio de intercambio común, en el que unos y otros puedan expresarse y romper la apatía y el desinterés. En este sentido es que Freire sostenía: “nadie es, si se prohíbe que otros sean”.
El objetivo de la presente comunicación es reflexionar acerca del vínculo entre el amor y el acto educativo en las escuelas actuales, a partir de las experiencias que transitamos diariamente como docentes, basándonos en la consideración de que la pasión por enseñar es la que habilita el real intercambio con las competencias y potencialidades de nuestros alumnos